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Comentario de Dani Castillejo en FaceBook
Un abrazo con Morquillas.
Ayer nos reunimos unas docenas de personas en el casco viejo de Bilbao para
dar un abrazo a José Ramón S Morquillas y acto seguido disfrutar de una
comida en su compañía y en la de Itxiar Elejalde y por qué no, en la de
nosotros mismos que hacía muchos años que no estábamos juntos y en algunos
casos, al menos en el mío, no nos conocíamos más que de oídas.
A Morqui, al que no veía desde hace más de dos años, le sentí emocionado
dentro de lo que cabe en esa cara poco amiga de mostrar debilidades excepto
para la risa estentórea. No era para para menos. Este reconocimiento
organizado por Ricardo Catania e Iñaki De la Fuente y algunos más, quiso,
además de regalarle el calor de sus amigos (entre los que incluyo a sus
falsos enemigos), desagraviar el apaleamiento general al que ha sido
sometido durante muchos años por su postura verdaderamente radical.
Siempre fue, un hombre acostumbrado a tensar cuerdas hasta el límite y
muchas veces éstas se rompieron dejando sobre el escenario escombros y
heridos colaterales, pero él en vez de parar y callar, se levantaba de nuevo
y volvía a empezar como el tozudo y excesivo gigante que es.
Yo mismo, como muchos del mundo del arte en el País Vasco, hemos viajado en
sus hombros por su capacidad para centrar los verdaderos objetivos. Desde
hace muchas décadas Morqui, ha sido el run run constante y cojonero que ha
metido el dedo en los ojos de toda institución medrosa, en las llagas del
sistema del arte y en los culos de quien se le pusiera por delante.
Así le ha ido y es por él, por la poderosa influencia que ha tenido en
nosotros que a pesar de todo aún no hemos aprendido a perder el temor, que
era obligada la necesidad y la pertinencia de este reconocimiento.
Más allá de artista libre y sin miedo, sus obras, instalaciones y acciones
son auténticos manuales de lo que debe ser el arte político. Aún diría más,
Morquillas es uno de los más importantes representantes del arte político de
España.
Ayer, aunque no pudiera estar todo el mundo que aprecia su extraña ternura,
creo que el arropamiento que le dimos, más que otra cosa, fue de alta
intensidad emocional.
Volviendo a atar los cabos. 
Salve Morqui.
(En la imagen de la tarjeta, al otro lado de su fotografía, en el dorso, doy
fé de la errata, tan apreciadas por él, que alguien quiso dejar para que
todo no fuera tan perfecto)